No se ni a donde vas ni cuando vuelves a casa, por eso siempre dejo las llaves debajo del tapete de la puerta para darte la oportunidad a que entres. Los dos sabíamos que la vida no viene con instrucciones, por eso estoy tratando de hacer el mayor esfuerzo para sacar algo de la nada, aunque a veces se ponga hecho una mierda. Cuando llamas y me preguntas en qué día de la semana estamos, es como si en mi vida se repitiese la primera vez que hablamos. Te dije que no pasaría mucho tiempo (el noviembre pasado), ahora casi ha desaparecido diciembre y te disculpas. No te das cuenta de lo que estas haciendo mal.
Cada cosa que haces es más sorprendente que la otra, pero nunca las doy por sentadas. La mitad de estas mariposas se escaparon, pero, realmente lo entiendo el hecho por el cual yo sigo a tu lado. Repetirte cada día: Vamos a hablar, aunque no escuches lo que diga.
Nadie te mantiene como yo y lo sabes. Aún así lo sigo haciendo, porque se que vamos a estar bien al final. Confiamos. Tu en mí. Yo en ti. Y no me importa a donde vayas, mientras yo sea la única. Aunque te eche de menos.